Jornada Espiritual de los Docentes
Luego de los saludos de bienvenida y presentación del P. Juan Winkler SVD, sacerdote que vino desde la localidad de Bernardo de Irigoyen para conducir esta jornada espiritual, se realizaron las oraciones y cánticos preparados por el Equipo de Pastoral, para la ocasión.
Para abrir el diálogo, el Padre se dirigió a todos nosotros haciéndonos una pregunta: ¿Qué significa la palabra AMOR, qué es AMAR?. La respuesta, casi unánime fue: El amor es un sentimiento. Sin embargo, se aclaró que el amor es un acto de voluntad, y, como tal, requiere una serie de acciones, las que fueron presentadas en 8 puntos:
1- Tener tiempo para Dios:
-Por medio de la contemplación;
-Dedicar el día domingo a Dios.
2- Concederle más tiempo a Dios:
– Tener hambre y sed del Señor, nuestro Dios;
– Del mismo modo que dispensamos tiempo para otras acciones, otras funciones, otros apetitos , necesitamos alimentarnos con /y en la presencia de Dios.
3- Cumplir con los Mandamientos: Para todo hombre que se precie como católico, deberían ser, estos Mandamientos, su guía y norte.
4- Amarás a tu prójimo: en este punto, el Padre ha hecho hincapié en la reserva que debemos mantener respecto a actuaciones o momentos por los que atraviesa un compañero, tratando de escucharlo, y “guardando” lo oído, a menos que con nuestra acción podamos ofrecer una ayuda a ese compañero necesitado, y esto puede lograrse con lo expuesto en el punto siguiente:
5- Buscar comunicación: en todo momento, con gestos, con palabras, debemos tener presente que, tanto nuestros compañeros, como nuestros alumnos son personas con diferentes dificultades o problemáticas distintas y por ello tienen “necesidad de esta comunicación interpersonal” para lograr una unión que beneficie a toda la comunidad.
6- Agradecer a Dios en todo a través de la Oración o mediante acciones diferentes en bien de los que nos rodean.
7- Temor al Señor: que nos ayude a ser pensativos, que nos ayude a pensar de un modo cristiano para no ofender a Dios.
8- Hacer sacrificios por Dios: como un acto de amor, sin relegar nuestro encuentro con Dios, poniendo excusas de toda índole. En la vida diaria, cuando una persona quiere una cosa, “TIENE TIEMPO” para lograrlo, de igual modo debemos tener tiempo para nuestras acciones con Dios. En la mayoría de los casos, no sirve el consejo, porque el que lo da, seguramente “ya fracasó”. Sólo se da muestra de la presencia de Dios, de la comunión con Dios, con el “ejemplo”, esto es lo verdadero, lo creíble; el alumno nos ve diariamente, en todo lo que hacemos, en lo que participamos, y es lo que más le interesa, más allá “de lo que decimos”. Por ende, lo importante, es el EJEMPLO.
Para poder enseñar con el ejemplo, tenemos que tener claridad sobre nosotros mismos, reconocer nuestro propio interior y, quiera Dios que, de la misma manera que en una gota de agua, cuando en las mañana frías de invierno, el sol brilla en cada una de ellas como él mismo, pueda brillar en nosotros este sol , que no es otra cosa que el mismo Dios que nos ilumina para que podamos cumplir con nuestra tarea de formar a los ADOLESCENTES, ser en constante búsqueda y que hoy día tienen incógnitas de varias índoles, entre ellas, y de manera más marcada, el tema de la SEXUALIDAD.
Respecto de este tema, se recalcó que la corriente freudiana ya pasó, sus teorías ya fueron superadas y no debe el docente tener temor de hablar de este tema, porque una sexualidad bien vivida es muy importante. Tal vez, a nosotros nos cuesta dar este nuevo enfoque, no podemos ser como queremos, o como ellos desean que seamos, porque en nosotros hay muchas sombras, pero debemos enfrentarlas.
Cierto es que aquí se plantea una situación: ESCAPAMOS a los problemas (ejemplo de los perros del castillo), pero: DONDE ESTA EL PROBLEMA, ALLÍ ESTA TAMBIÉN LA SOLUCIÓN.
Para que actuemos siempre con amor, seguramente será necesario haber recibido desde la concepción misma ese infinito amor que una madre da a ese ser que tiene en su vientre, tal como María hizo con Jesús. Y por ese mismo infinito Amor lo respetó más adelante cuando quedó tres días en el Templo y al manifestar su aflicción, recibió como respuesta : “Debo ocuparme de las cosas de mi Padre”, refiriéndose a Dios, como hijo de Dios, y María supo comprender y aceptar.
Este respeto por el otro debe estar presente en todas las etapas de la vida. En el noviazgo deben las parejas conocerse bien , conocerse en profundidad, conocerse de verdad para poder amarse en plenitud.
¿Cómo reconocemos un amor verdadero?
Lo sentimental es sólo una parte de este gran amor, no puede olvidar una pareja que el amor es un acto de voluntad , por lo tanto:
1- Tiene exclusividad: SOLO TÚ
2- Tiene duración: aún en momentos difíciles debe lucharse si hay amor.
3- Debe ser libre: si no hay libertad, no hay amor
4- Los Valores: posiblemente hoy, este es el aspecto más cuestionado. ¿Qué podemos hacer para llegar al amor de Dios?:
– Reconocer que no hemos cumplido.
– Empezar la purificación del corazón .Lograr la reconciliación
– Llenarnos con el amor de Dios, pedir el amor de Dios.
– Dar a Dios, lo que es de Dios, al prójimo lo que es de él y a sí mismo.
CONCLUSIONES GRUPALES
En términos generales, los integrantes de los diferentes grupos arribaron a las siguientes conclusiones:
1- No amamos con profundidad y en todo momento a Dios. Como seres humanos, tenemos limitaciones y falencias y cada uno lo vive a Dios a su medida. Nos acosa más la permanente lucha por el cuerpo y olvidamos o no nos damos tiempo para ser y para estar con Dios. Priorizamos lo mundano, deberíamos quitarnos las vendas y mirarnos hacia adentro, hacer una introspección, para una toma de conciencia de la realidad, de nuestra condición humana y nuestra condición de hijos de Dios.
2- Purificación: necesitamos buscar la reconciliación, no quedarnos sólo con la aceptación de la culpa, sino buscar las formas de reparar nuestras faltas, nuestras pequeñeces.
La toma de conciencia nos permite reconocer nuestras limitaciones y nuestras debilidades. En el proceso, reconocemos que el camino de la purificación requiere que midamos y aprendamos a manejar nuestro lenguaje, las actitudes que lastiman y nos alejan entre hermanos y de Dios.
Abrir más el corazón, los ojos, los oídos, para ver, comprender y aceptar con humildad auténtica nuestra condición y la de los demás, ser testimonios de vida, no tanto consejeros desde el discurso.
3- Llenarnos del amor, desde la oración, pedir a Dios que nos mande la luz y la fuerza de su amor para que podamos dar y compartir con alegría, con sinceridad espontánea todo lo que somos y tenemos.
Alba Solís López
Prof. Elda Betty Solís López (Asesora Pedagógica)