El profesor JULIO ERNESTO IRRAZABAL nació en el seno del hogar de Don Juan Mariano Irrazábal y Doña María Carmen Sarraillé, siendo el menor de los hijos de esta familia, llegó al mundo un 30 de octubre de 1936. Eligió la formación del Magisterio en la Escuela Normal Mixta de Posadas y obtuvo el título de Maestro Normal Nacional.
En el mundo encontramos hombres que transcurren sin dejar huellas; otros en cambio, saben honrar la vida propia y la de los que lo rodean, destacándose por la fidelidad, la lealtad, el compromiso y la humildad como testimonio de vida cotidiana.
Estas pocas virtudes que reseñan su figura seguramente serán recordadas por excolegas, amigos y exalumnos del Colegio Roque González, donde ejerció a pleno el rol de educador como maestro de grado desde 1960 hasta 1963 y desde 1963 hasta 1985, fecha en que recibe los beneficios de la jubilación como profesor de Educación Física.
En este desempeño como profesor de tantas generaciones de muchachos que se formaron en el Roque, el profesor Julio Ernesto Irrazábal obtenía los más altos calificativos para el Colegio cuando los jóvenes, luego de una intensa preparación, impactaban con gallardía y orgullo en la formación y desplazamiento en los desfiles de las Fiestas Patrias, al ritmo de las escuadras de los tambores. También queremos recordar que era nuestro querido colega y profesor quien lograba que los equipos del Roque, obtuvieran las más destacadas distinciones en Torneos Interescolares o en Olimpíadas Deportivas.
No podemos dejar de reconocer la destacada trayectoria que le cupo en otras instituciones educativas, como en el Instituto Posadas, Instituto Santa Catalina y el Centro de Rehabilitación del Ciego “Santa Rosa de Lima”. Cuando ejerció la función pública, se destacó en la Dirección de Turismo de la Provincia de Misiones.
Así fue Pacho, a quien lo identificamos por la nobleza de sus acciones. Quienes lo conocimos, sabemos de sus virtudes, de sus debilidades y de su simpleza de hombre de bien.
Lo recordamos por su grandeza de corazón, valor que se proyecta en las generaciones que supo formar.
El 30 de mayo de 2003, partió al Reino Celestial, pero queda en nuestra memoria, el “Pacho” colega entrañable, profesor con mayúscula, pero por sobre todo, el “Amigo”. Saludamos a su esposa Marina Moreno, sus hijos Carmen, Mariano, Julio y Omar; y a vos Pacho, te decimos: “Descansa en Paz”.
Recuerdo del exalumno: Eduardo Sisto
y dos excolegas: Alba y Betty Solís López