Jornadas espirituales en la Quinta 2005

La integración espacio-temporal, en donde se conjugan risas, alegrías, juventud, frescura, aire, sol, lluvia y se tiñe de un colorido especial la Quinta del colegio, allí donde todos los años, la algarabía escolar se hace presente, tal como una sinfonía dirigida por el mejor director que se acalla para entablar diálogo.

Es entonces cuando surge un espacio para múltiples temas y reflexiones brindados a nuestros alumnos, con diferentes tonalidades de acuerdo a las características personales de cada grupo. También se hace presente la mirada atenta de Profesores que acompañan a los alumnos en tan inolvidable experiencia.

Una de las notas más destacadas es la generosidad de aquellos invitados, capaces de transmitir no sólo conocimientos, sino también experiencias de vida que nos enriquecen. Es entonces cuando que nuestro «ser educadores» nos hace gustar y honrar la vida, para seguir generando hombres y mujeres, que apuesten: a la cultura del encuentro, a la cultura de la integración, a la cultura de la recreación…

Años atrás, con una mirada casi profética, se entretejían sueños en la mente de nuestros Religiosos acerca de este proyecto, crear un lugar especial para las diversas actividades realizadas. Hoy el P. Romano comparte la alegría y azoro ante la utilidad que recobra este ámbito tan apreciado por todos.

Hoy es un lugar de intercambio, encuentro y reflexión, donde el mismo contacto con la naturaleza viva, nos lleva a la contemplación de la belleza, y aún más: a la unión con el único autor de ella: Dios. Por eso nos unimos al salmista para decirle: «Que bueno es alabarte Señor, y cantar a tu nombre. Anunciar por la mañana tu misericordia, tu fidelidad por la noche».

Hasta la próxima. Que Dios los bendiga.

Prof. Florencia Rodríguez de Magriñá

«Como baja la lluvia y la nieve de los cielos
y no vuelven allá sin haber empapado y fecundado la tierra y haberla hecho germinar,
dando la simiente para sembrar y el pan para comer,
así será la palabra que salga de mi boca.
No volverá a mí sin haber hecho lo que yo quería,
y haber llevado a cabo su misión».
(Is 55,10-11)