3ª Misión Bíblica
El día en que «LA PALABRA» volvió a salir
En un mes determinado, la Familia Verbita tiene como una de sus tareas más importantes que la Palabra de Dios llegue a los hogares de los alumnos del Colegio.
Hasta el año pasado esta misión estaba exclusivamente a cargo de nuestro Asesor Espiritual, el padre Juan Rajimón, quien realizaba las visitas acompañado de algunos miembros de la Familia.
Inspirado evidentemente por el Espíritu Santo él nos sugirió:
-¡Que bueno sería que los propios padres, los maestros, profesores y alumnos salgan a misionar y sean los que realicen las visitas a los hogares!
Costó asumir el compromiso y tímidamente un grupo asumió el desafío y salió a misionar para «Celebrar la Palabra» en los hogares de alumnos del Colegio. Fue una obra maravillosa.
Todos quienes participaron del envío volvieron maravillados y sorprendidos. Esto se evidencia en los comentarios y testimonios que dan en la Misas que celebramos al finalizar la misión.
Y este año en los dos últimos sábados de agosto volvimos a salir. Por gracia de Dios, y porque quienes el año pasado participaron y motivaron a otros, fuimos muchos más.
En esta oportunidad el mensaje que compartimos con las familias de los alumnos fue tomado de la primera carta de San Pablo a los Corintos en la que él nos dice que la Iglesia es como un cuerpo humano, donde Cristo es la cabeza y todos nosotros, los bautizados, somos miembros de ese cuerpo.
Allí nos hace tomar conciencia del sentido de pertenencia a la Iglesia, de la importancia que tenemos como miembros y que el cuerpo (la Iglesia) necesita de todos nosotros, del mismo modo que nosotros necesitamos estar unidos al cuerpo.
Volvió a ser una hermosa experiencia el compartir la Palabra con tantas familias que nos recibieron cálida y fraternalmente. Una vez más los testimonios de los visitadores fueron de pleno gozo.
Al finalizar las misiones, acompañados de las familias a quienes visitamos, celebramos nuestra Acción de Gracias en la capilla del Colegio.
Nuestra alegría fue inmensa, recibimos una noticia que hizo saltar nuestros corazones: el mismo Jesús, a través del Padre Juan nos dijo: «Alégrense porque sus nombres están escritos en el Cielo».
¡Tamaño premio fue el que recibimos!