Hoy me encuentro con la tarea de plasmar en esta página, lo que significó mi paso por mi apreciado Colegio Roque González. El primer recuerdo que se proyecta en mi memoria, fue cuando pisé por primera vez los pasillos del Colegio, creo que en ese momento sentí a mi corazón latir tan apresuradamente, que pensé que iba a salir de mi pecho. Y considero que dicho sentimiento perdura en mí cada vez que hablo del Roque.
A pesar de que mis años compartidos en la Institución no hayan sido muchos, las experiencias sí lo fueron, y si miro hacia atrás me acuerdo de mi primer Retiro de Profundización, el cual fue muy emotivo y me hizo crecer espiritualmente.
Dentro de las actividades en las que participé, recuerdo muy especialmente: La Bicicleteada Solidaria, en la que TODOS JUNTOS pedaleamos para ayudar a los que menos tienen. Agradeciendo al P. Juan Rajimon, por alentarnos y brindarnos su apoyo incondicional en todos los eventos solidarios.
Con sorpresa y a la vez con orgullo, tuve el honor de portar la Bandera de Ceremonia durante el año, en cada uno de los actos realizados. Todo ello representó y significó una enorme responsabilidad y compromiso, que asumí con mucha satisfacción, retribuyendo la confianza que depositara en mí el Colegio.
Hubieron muchas personas incondicionales y maravillosas que dejaron rastros en mí, entre ellos se encuentran mis amigos, con los cuales compartí un sin fin de experiencias, risas, tristezas, el anhelado viaje a “Bariló”, recreos, anécdotas, etc.; algunos partieron y otros siguieron recorriendo conmigo este largo camino.
No podría olvidar de mencionar a mis padres, que con su ejemplo han forjado y acompañado mi dedicación al estudio, evocando con admiración a mi padre que fue alumno de esta prestigiosa Institución.
Por otra parte, se encuentran los profesores, a quienes agradezco por sus enseñanzas de vida, sus consejos y por todo el sacrificio que realizan día a día, para formarnos íntegramente.
Con cierta tristeza sé que estamos próximos de cumplir el fin de un Ciclo ineludible de todos los alumnos que cursamos nuestros estudios secundarios, dejando en el pasado un espacio físico que representa el Roque, complementando e íntimamente ligado a sus directores, docentes y auxiliares, que tuvieron como destino final formarnos moral e intelectualmente para el nuevo desafío, que debemos afrontar en nuestras vidas, cuando ingresemos a un nivel terciario de estudios.
A todas estas personas relacionadas con el Roque les digo ¡Muchísimas Gracias!, por llenar nuestras almas, por ayudarnos, por alentarnos, por darnos la confianza necesaria para superar obstáculos y para seguir creciendo.
¡Hasta siempre Querido Colegio!
Bianca Cecilia Famularo
Promoción 54 – 2006