Alumnos egresados de la 57

“Venid, amigos míos,
aún no es tarde para buscar un nuevo mundo.
Zarpemos, ocupemos nuestros puestos y surquemos los resonantes mares,
pues me propongo navegar más allá del ocaso y del lugar
donde se hunden los astros de occidente, hasta que muera”.

Los que saben escriben y los otros, nosotros, tomamos sus palabras para expresar lo que sentimos. Es que en esta poesía de Lord Alfred Tennyson, creo que hay mucho de lo que ustedes vivirán. Descubrirán nuevos mundos, arribarán a costas a las que nunca pensaron llegar.

Subidos a esta gran barca de la vida verán que siempre hay tiempo para volver a zarpar y continuar, ocupando el lugar correcto. Los que ya hemos cruzado varios océanos, sabemos de tormentas, de ocasos y amaneceres, de remansos. Cuidar la barca… cuidar la vida hasta llegar donde se ocultan los astros, hasta llegar a Dios.

No se vayan con las manos vacías, llénenlas de todo lo bueno que han vivido estos años en el “Roke”.

Con el pasar del tiempo y de los años, todos seremos apenas un recuerdo. En eso nos convertimos y con ellos vivimos. Recordar esos momentos que vienen a la mente con un torbellino de nombres y apellidos, rostros sin fechas, y ahí están y ¡estarán todos!

También es bueno pedirles disculpas por todos y tantos errores cometidos. Por lo que debimos hacer y no lo hemos hecho, por lo que debimos pensar y no lo pensamos, por lo que dejamos pasar. No siempre se logra ser quien el otro espera, pero también es cierto que han ocupado y ocupan en nosotros un lugar muy importante. Los docentes que han tenido les brindaron lo que saben, no negaron conocimientos, y eso muchos lo verán en un futuro inmediato.

Y ahora es momento de partir… ”todo concluye al fin… nada puede cambiar” dice la canción, y nuevas historias comenzarán. Algunos se irán lejos, muy lejos, otros quedarán, pero donde vayan o estén, siéntanse parte de esta gran comunidad educativa, esta institución que, mas allá de las personas, perdurará en el tiempo y siempre los estará esperando.

En lo personal, quiero agradecerles por todo lo que me han brindado. ¿Qué les he enseñado? nada. Pero sí he aprendido de ustedes la solidaridad, el valor de la amistad, el respeto y afecto que siempre me han tenido y demostrado, inmerecido quizás. Si pudiera volver atrás el tiempo, muchas cosas las haría de manera distinta, pero ese tiempo ya pasó y la experiencia sirve para darnos cuenta de lo que somos y lo que hacemos… y renacer.

Si tantas horas tempranas compartidas, tantas tardes interminables sirvieron para algo, vuelvo a la poesía: “venid, amigos míos”, serán bien recibidos, que aquí todos dejan un buen recuerdo”.

Que el Señor del tiempo, de la historia y de los mares, los acompañe siempre. Que la Virgencita Madre, les cubra con su manto celestial. Que San Roque González, esté siempre en sus corazones.

Con el afecto y respeto que se merecen, los recordaré por siempre,

Eduardo Antonio