El pasado 7 de Agosto del corriente año, nos reunimos en el Instituto Roque González, directivos, docentes de esta Institución y del Instituto Santa María, Verbo Divino e Inmaculado Corazón de María, a fin de participar de la Jornada de reflexión que estuvo a cargo del P. Carlos Chatelain SVD. También se contó con la presencia de padres de alumnos.
El lema que nos convocó fue: “la Eucaristía nos convoca, nos solidariza, nos reconcilia y nos envía”.
Muchas fueron las opiniones e intercambio de ideas que se debatieron luego de formar varios grupos de trabajo. Pero la mayoría de los participantes coincidió en formular apreciaciones como las que queremos compartir aquí:
Sabemos que la realidad actual nos presenta situaciones de mucha adversidad: falta de trabajo, hambre, falta de seguridad, desamparo, violencia familiar. Todo ello genera crisis de fe y de alegría para vivir. Sentimos que la familia está en crisis, como así también lo está de alguna manera la Sagrada Eucaristía, ya que esa “célula madre”, de nuestra sociedad la familia, no se compromete efectivamente a dar testimonio de los verdaderos valores que nos identifican como tal.
Al celebrar esa Unión con Cristo se percibe un acercamiento “tibio” y no ese compromiso real de vivir en comunidad para transmitir la Palabra y la Verdad con amor. No hay una sincera coherencia entre el DECIR y el HACER.
Sintiéndonos parte de esta sociedad posadeña, el disertante, nos llevó a reflexionar acerca de que, como educadores católicos, debemos fomentar e incentivar a diario, aún en las pequeñas situaciones, los valores cristianos con nuestras actitudes de vida, permitiendo así formar una comunidad donde se sienta que la Eucaristía nos guía e ilumina en la educación y preparación de jóvenes, ayudándolos de esta manera, a transitar esos caminos difíciles que les toca vivir, y que mucho requiere de nosotros.
A manera de broche quisimos presentar a nuestro Padre y Creador, pedidos que desde el Corazón ofrecimos en comunidad, entre otros los siguientes:
QUE ese Jesús presente en la EUCARISTÍA, sea la fuerza y el modelo para imitar en cada familia, a la Familia de Nazaret.
QUE al recibir su Cuerpo y su Sangre, podamos hacerlo con un corazón abierto, sincero, desprovisto de todo egoísmo, para compartirlo con el que sufre y necesita de nosotros.
QUE desde nuestras comunidades educativas, tratemos de sincerar nuestras relaciones, trabajar juntos, amar el diálogo y la armonía.
QUE el sentirlo presente en la Eucaristía, nos anime, reconforte, y ayude para formar una comunidad más comprometida con los valores de cristianos verdaderos.
Al cierre de la jornada y orando en comunidad, agradecimos al Padre Carlos por esa hermosa mañana que compartimos juntos, que crecimos un poquito más en espiritualidad y que esperamos en JESÚS, convocarnos, solidarizarnos ,reconciliarnos y enviarnos hacia el encuentro de su presencia viva entre nosotros.
¡Que así sea!
Alicia G. de Dacunda
Docente de EGB 1 y 2

